sábado, 30 de octubre de 2010

Llueve,

Otra vez, miro por mi ventana y veo como la lluvia moja el vidrio empañado, corro la cortina y me siento en mi cama a pensar:
"Llueve, otra vez, llueve." 
Que deprimente que es un domingo cuando llueve no? pero un sabado, no es tan triste. Aveces me gusta cuando llueve los sabados,  porque es lindo salir a caminar abajo de la lluvia, más lindo si estas acompañado, pero el si el día es domingo, se te van las ganas de mojarte hasta la ultima pestaña riendo  debajo del agua, en cambio un sabado una simple llovizna, te puede brindar muchos instantes de felicidad. 
Decearia que la vida siempre este llena de pequeñas lluvias que alegren mis días. Pero que cada domingo sin importar el como ni el porque salga un sol radiante que se cuele por mi ventana y me despierte sonriente. Si deseo que ningún otro domingo llueva. 
Si se muere un ser querido, que tampoco llueva, lo haría más triste aún, o si tengo alguna pelea con alguien muy cercano, por favor, que salga el sol. para darle alegría a ese momento tan tiste en mi vida. 
Por otro lado si algún día ves que mi vida esta repleta de felicidad, mandame una tormenta  que me moje  por completo, seguramente tendré un compañero, que me acompañe a jugar bajo las lágrimas de alguien más. 
Tengo la certeza que la lluvia es un conjunto de lágrimas, que se van acumulando con el tiempo en el cielo, cada herida en un corazón que provoco la más mínima lágrima, sube y sube hasta que llega a una nube, y de ahí cuando esa nube esta muy llena de lágrimas, de todos nosotros que estamos acá abajo, sufriendo por tuti cuanti, empieza a llover. 
Pero no es una lluvia triste, porque nos viene a recordar que hoy estamos mejor que ese día que lloramos mares. Salvo que sea un domingo, porque el domingo es un día triste, uno generalmente esta solo, el domingo es el día de la semana que deseas no respirar más de lo necesario para vivir, y te pusiste a pensar un domingo, cuantas veces reís? 
Volviendo a la lluvia, que me maravilla, cuando moja cada rincón de mi mundo, pero aún así, bajo el árbol de la parada del colectivo no deja que caiga ni la más mínima gota, porque sabe que eso me hace feliz. 
esa lluvia, que si espero con ansias llega, pero también con ansias se va. 
Que suerte que nunca se acaban las lágrimas, así puedo asegurarme que mientras yo viva, de vez en cuando lloverá, y espero tener siempre  esa energía para correr bajo el agua sintiéndome inmortal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario